Una política económica por el empleo digno y el crecimiento inclusivo
La salida a la trampa fiscal en El Salvador conlleva el desarrollo de una política de transformación productiva a escala nacional y territorial junto a una política de demanda efectiva.
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Los déficits fiscales y las deudas son idénticos al ahorro privado y a la riqueza, y como tales, son variables endógenas que los gobiernos no pueden controlar, contradiciendo a las propuestas de regulación fiscal basada en reglas fiscales o leyes de responsabilidad fiscal.
La deuda de El Salvador ha aumentado significativamente en los últimos años y se encuentra en una trayectoria ascendente en la actualidad como consecuencia de una trampa de bajo crecimiento estructural de alrededor de 1.9% y de efectos coyunturales en el manejo del gasto público
Los escenarios simulados en un modelo stock-flujo sobre un choque externo (como el sufrido con la recesión mundial de 2009) para una economía dolarizada nos demuestra que la economía inicia una etapa de autodeterminación fiscal en vista a mantener o expandir la demanda agregada, cuando la propensión media a importar es elevada, los efectos sobre el crecimiento se diluyen a sabiendas que un déficit comercial genera un déficit fiscal. La opción sugerida por la escuela de macroeconomía del nuevo consenso o expectativas racionales al populismo fiscal es la implantación de reglas fiscales que terminan por eliminar la política fiscal y que el formulador de política económica está totalmente desprovisto de formas de generar ingreso [disponible a los hogares] y proteger el empleo, por lo que la dolarización resulta ser un callejón sin salida”
El dilema en la economía salvadoreña es si debe situar la sostenibilidad fiscal por encima del crecimiento económico inclusivo y la creación de empleo digno, o por el contrario, situar la política económica por encima de la sostenibilidad fiscal. La prescripción para crecer desde la perspectiva “chartalista” es incrementar la demanda efectiva global real que equivale a los salarios de los trabajadores más los gastos en consumo e inversión y las exportaciones (reduciendo la propensión a importar), prescripción más viable para El Salvador en mi entender.
Los resultados de causalidad y cointegración muestran que los cambios en el crecimiento económico (DD_PIB1) preceden los cambios en la evolución de la ratios de la deuda/PIB (DC_PIB) a un nivel de significación del 5% y la deuda no causa al crecimiento económico. Los resultados anteriores, desmitifican las discusiones en el campo de la política económica nacional donde se sugiere que la deuda afecta el crecimiento económico (El Salvador.com, 2013) o que genera retrocesos en el desarrollo económico y social del país (Grupo Técnico de Sostenibilidad Fiscal de El Salvador, 2013, Pág.23). Podemos concluir que el bajo crecimiento económico ha provocado la elevación del stock de deuda en El Salvador
Por otra parte, un crecimiento del PIB de 2.9% desde 2013 a 2018, no detendría el alza de la deuda pública pero contribuiría a moderar su ascenso, de manera que en 2013 se registraría una deuda del 55.5% del PIB y de 61.2% en 2018. Es así como se pone de manifiesto la importancia que la magnitud del crecimiento económico sea lo suficientemente fuerte, no solo para reducir variables como el desempleo y la pobreza, sino también para mejorar la situación de las finanzas públicas.
Las simulaciones desarrolladas nos posicionan la necesidad de enrumbar el crecimiento económico salvadoreño a través de un acuerdo nacional por el crecimiento económico inclusivo donde el empleo digno o de calidad sea el fin último de la política económica.
Se ha demostrado en una economía dolarizada, que optar por la vía de la reducción del gasto conlleva efectos negativos sobre el ingreso disponible de los hogares y reducirá aún más el crecimiento económico salvadoreño. De ahí que retomar la austeridad fiscal como el eje de la política económica generará a las clases políticas un efecto negativo en las próximas elecciones para alcaldes y diputados por sus efectos contractivos en los ingresos y salarios
Dada la precedencia del crecimiento económico en el comportamiento de la deuda pública, es necesario identificar el origen del bajo crecimiento económico a escala territorial y la forma de impulsarlo, para que ello contribuya a mejorar los resultados en el ámbito fiscal.
La economía salvadoreña se encuentra inmersa en una trampa de bajo crecimiento económico per cápita de 1.5% entre 2000 a 2012. Se estima que de continuar a este ritmo de crecimiento pasarán 24 años para que el país converja con el promedio de los países de ingreso medio alto (US$4, 300) o 158 años para alcanzar el promedio de países de la renta per cápita alta (US$ 30,833). Esa ineficiencia es el resultado de una baja tasa interna de retorno para la inversiones productivas, menor inversión respecto al PIB y por la sub-utilización de más 900,000 personas que sufren desempleo y sub-empleo a escala territorial. La falta de crecimiento económico con igualdad de oportunidades ha dejado grandes estratos de la población sin acceso a un empleo digno.
Los problemas de crecimiento económico se enmascaran a nivel nacional y ocultan una severa desigualdad a escala municipal y departamental en dimensiones tan diversas como la Salud, Educación, Dinamismo Económico y Empleo, Ingresos y Pobreza, Género, entre otras (Para un análisis desagregado véase RIMISP, 2014).
El lugar de nacimiento o donde viven actualmente ha marcado las oportunidades de acceder a un empleo digno, se recomienda una políticas de transformación productiva en los territorios más rezagados potenciando a los productores de Agricultura Familiar (AF) en los departamentos de San Miguel, Santa Ana, La Unión, La Libertad, Ahuachapán y Chalatenango porque cerca de la mitad de los puestos de trabajo temporales o permanentes contratados por la Agricultura familiar en todo el país se encuentran en estos Depto. (el 48%) y el 54% de los hogares pobres en AF de El Salvador están en estos territorios. Además, se especializan en el cultivo de granos donde los más importantes son el frijol, maíz y maicillo, productores que coexisten con una falta de asesoría técnica y falta de acceso al crédito que determina el uso de tecnologías poco complejas, lo que conlleva a una productividad insuficiente que dificulta la incursión hacia nuevos mercados nacionales e internacionales, situación reflejada en el bajo uso de canales de comercialización. (Cabrera, 2014)
En los territorios de mayor dinamismo económico se propone incrementar la productividad en las PYMES del sector industrial junto al desarrollo de instancias de dialogo social (sindicalización, negociación colectiva y dialogo empresas, trabajadores y sector público)
Hemos propuesto la vía para la transformación estructural centrando las políticas públicas en el conjunto de productos de exportación que presenta mayores ventajas comparativas reveladas, mayor productividad (PRODY) y ubicadas en el núcleo del “Product Space”. Estos grupos de productos se ubican en Sector Textil, Química Básica y Farmacéutica, Plásticos y Electrónica junto al desarrollo de servicios complementarios con los productos transables seleccionados tales como: Aeronáutica y Servicios empresariales a distancia sin descuidar, al transporte, almacenamiento y comunicaciones (Amaya y Cabrera, 2013).
Una vía que exploramos para elevar el crecimiento económico salvadoreño es a través de políticas de demanda efectiva para expandir el poder de compra de los hogares (representan un 95% de la demanda agregada) e incrementar los gastos en inversión productiva. (Glower, 2013, Pág. 178).
Cambiar la estructura productiva de un país requiere de acuerdos básicos entre el sector privado, los trabajadores y gobierno, sobre todo en el deseo de ver a El Salvador con una población empleada con capacidad adquisitiva suficiente que asegure la dinámica de la producción a través de la demanda de bienes y servicios. La pobreza en muchas economías es en gran medida un problema de empleo, de ahí que el pleno empleo debería mejorar el ingreso, ajustando los salarios de la población hacia arriba. Es así como un programa de creación de empleo directo que contribuya a mantener el pleno empleo en el país, es la clave para erradicar la pobreza.
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Siguiendo a Hannsgen and Papadimitriou (2012, Pág 5) pero aplicado a una economía dolarizada, las políticas de austeridad basadas en reglas fiscales provocarán una reducción del gasto público y/o incremento de impuestos que ocasionará a la economía salvadoreña un menor ingreso disponible de los hogares y de las ganancias de las empresas, una declinación de la demanda agregada y, posteriormente, de la producción con los consiguientes efectos de mayor desempleo en el mercado laboral.
Proponemos en este estudio evitar la implantación de reglas fiscales optando por el establecimiento de un acuerdo inter-temporal entre los actores sociales de El Salvador que produzca un juego político más cooperativo que conduzca a políticas públicas más efectivas, más sostenibles y flexibles ante cambios en el entorno económico y social.
Extracto del estudio:
Alvarado Cesar y Cabrera M., Oscar O. (2013): “Evolución del déficit fiscal y la deuda pública en El Salvador: Una iniciación a los modelos stock-flujo en una economía dolarizada”. Documento Ocasional 1. Banco Central de Reserva de El Salvador
Amaya, P. y Cabrera, M., Oscar O. (2013): “La Transformación Estructural: Una solución a la trampa de bajo crecimiento económico en El Salvador” Documento de Trabajo. Banco Central de Reserva de El Salvador, Primer semestre-
Cabrera M., Oscar O. (2014): "Agricultura Familiar en América Latina". En Prensa
Centro de Desarrollo Rural de América Latina (2014): Pobreza y Desigualdad. Informe Latinoamericano 2013. Santiago de Chile. Chile.

